domingo, 20 de octubre de 2013

Desarrollo del olfato en los niños

La respuesta del recién nacido al olor de ciertos alimentos es sorprendentemente similar a la de los adultos, lo que sugiere que algunos olores preferidos son innatos.
Por ejemplo, el olor de los plátanos y el chocolate produce una expresión facial relajada ya agradable, mientras que el olor a huevo podrido les hace fruncir el ceño.
También pueden identificar la localización de un olor, y si es desagradable se protegen a si mismos. Por ejemplo, cuando se les presenta un poco de amoniaco, los bebés menores de 6 días, giran la cabeza hacia la otra dirección.
Los recién nacidos parecen tener atracción por el olor de la leche del pecho, por lo cual probablemente esto les ayudará a localizar una fuente de alimento apropiada, y en el proceso aprenden a identificar a su propia madre.
Después del parto, los recién nacidos tienen el sentido del olor porque tienen el sentido del sabor y ambos se encuentran ligados. Tras una gestación de siete meses, ya pueden detectar olores, siempre y cuando los estímulos sean suficientemente fuertes. La intensidad requerida disminuye en el curso de los primeros días y semanas de vida, lo que significa que este sistema se perfecciona muy rápidamente. La detección de olores es muy precoz, siendo los bebés capaces de discriminar olores.

A medida que el niño crece, su experiencia se enriquece y el número de asociaciones entre un olor y un acontecimiento, tiene posibilidad de aumentar, aunque la agudeza olfativa no es tan grande como en el nacimiento, ya que la evolución de los otros sentidos y los prejuicios sociales limita la experiencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario