miércoles, 23 de octubre de 2013

Habilidades para el desarrollo del control y conciencia corporal

Entendemos por Habilidad Motriz, la capacidad adquirida por aprendizaje de producir resultados previstos con el máximo de certeza y, frecuentemente, con el máximo dispendio de tiempo, de energía o de ambas cosas. Por lo tanto, ‘’habilidad’’ es algo que se desarrolla por aprendizaje, y no únicamente por una aptitud o talento innato. 

Hay que tener en cuenta que el niño, a partir de su nacimiento, comienza un aprendizaje motor continuo y que toda habilidad o destreza adquirida con posterioridad está compuesta y se apoya en destrezas simples aprendidas previamente. 

A continuación se presentarán las habilidades motrices que se deben trabajar para la obtención de un adecuado desarrollo del niño. 

1. Esquema corporal. 

Es el conocimiento de las partes del cuerpo y la toma de conciencia de ellas, conociendo sus posibilidades de acción y manifestación con el objeto de desenvolvernos con armonía en el espacio que nos rodea y en relación con nuestros iguales.

2. Actividad Tónico Postural Equilibradora 

Surge de la síntesis de un conjunto de conceptos que hacen al niño controlar y ajustar su cuerpo adoptando una postura que permite el natural y equilibrado desenvolvimiento del cuerpo en el mundo que le rodea. 

3. Respiración 
La mayoría de las personas no saben respirar, estando casi todos mal alimentados de oxígeno. Debemos tener en cuenta que este oxígeno es el encargado de limpiar nuestra sangre, tonificar nuestros músculos, alimentar nuestras células y favorecer el intercambio gaseoso, es por eso, por lo que deberíamos darle mayor importancia de la le damos. 

4. Relajación 
Debido a que el niño se encuentra inmerso en una actividad motriz frenética se hace necesario el saber relajarse. La relajación nos proporciona la consecución de un tono muscular ideal, que nos va a permitir que los movimientos se realicen con la mejor economía y eficacia posibles, consiguiendo un gasto energético mínimo.

El progresivo descubrimiento del propio cuerpo como fuente de sensaciones, la exploración de las posibilidades de acción y funciones corporales, constituirán experiencias necesarias sobre las que se irá construyendo el pensamiento infantil. Asimismo, las relaciones afectivas establecidas en situaciones de actividad motriz, y en particular mediante el juego, serán fundamentales para el crecimiento emocional. En este sentido, podemos destacar la gran importancia de trabajar a edades tempranas las diferentes habilidades motrices. 

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